Tipos de intolerancias

Intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir cantidades significativas de este azúcar presente en la leche.

La lactosa, para absorberse en el intestino, sufre la acción de una enzima llamada lactasa. Algunas personas no tienen suficiente cantidad de lactasa y no pueden digerir la lactosa; ésta permanece en el intestino, no se absorbe y da lugar a diarrea y dolores de tipo cólico. Esta reacción no es, por tanto, de tipo alérgico, sino digestivo.

En el caso de la intolerancia a la lactosa de los bebés, ésta suele aparecer a causa de alguna infección intestinal. La infección causa una lesión en las capas internas del intestino, y se pierde la lactasa. Hasta que se repara esa lesión y se recupera la enzima, el bebé presenta intolerancia a la lactosa. Si toma leche con lactosa, tendrá diarrea, y la lesión se prolongará. Esta intolerancia puede aparecer desde los primeros días en los que se empieza la alimentación con leche adaptada. En estos casos puede pasarse a una leche sin lactosa y los síntomas suelen remitir.

Hay un número muy reducido de niños que pueden tener un déficit congénito, es decir, una falta de la enzima lactasa desde el nacimiento, y que persistirá toda la vida.

La intolerancia a la lactosa produce hinchazón abdominal, flatulencia, dolor abdominal o diarrea.

Mientras dura la intolerancia se ha de evitar la lactosa en la alimentación. En lactantes se usan leches especiales sin lactosa. Si el diagnóstico no se retrasa, suele recuperarse en unos 20 días. Si se retrasa, puede producirse una lesión del intestino que necesitará más tiempo para recuperarse. Las formas congénitas y las del adulto no se recuperan, y han de evitar la lactosa siempre.

Intolerancia al gluten

También conocida como enfermedad celíaca, es una intolerancia permanente al gluten: proteína presente en algunos cereales como el trigo, la cebada, el centeno, la avena y el triticale (híbrido de trigo y centeno), pero no en el arroz y el maíz ni el trigo sarraceno (también llamado Alforfón).

Esta intolerancia se debe a una respuesta inmunitaria alterada en la que el gluten daña la mucosa del intestino delgado.

Como consecuencia, el intestino se inflama y es incapaz de absorber correctamente los nutrientes que aportan los alimentos.

Los síntomas pueden aparecer cuando se empieza a introducir el gluten en la alimentación de un bebé. Suele dar diarrea, que aparece muy lentamente, y que lleva a malabsorción, mala ganancia de peso y talla, y déficit de nutrientes, y puede manifestarse enseguida, aparecer paulatinamente hasta los 2 años o no llegar a manifestarse de forma evidente durante mucho tiempo.

La sintomatología que presenta este tipo de intolerancia es: irritabilidad, inapetencia, distensión y dolor abdominal, deposiciones frecuentes, malolientes, espumosas y voluminosas, a veces acompañadas de vómitos.

 

Tipos de intolerancias

Intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir cantidades significativas de este azúcar presente en la leche. La lactosa, para absorberse en el intestino, sufre la acción de una enzima llamada lactasa. Algunas personas no tienen suficiente cantidad de lactasa y no pueden digerir la lactosa; ésta permanece en el intestino, no se absorbe y da lugar a diarrea y dolores de tipo cólico. Esta reacción no es, por tanto, de tipo alérgico, sino digestivo. En el caso de la intolerancia a la lactosa de los bebés, ésta suele aparecer a causa de alguna infección intestinal. La infección causa una lesión en las capas internas del intestino, y se pierde la lactasa. Hasta que se repara esa lesión y se recupera la enzima, el bebé presenta intolerancia a la lactosa. Si toma leche con lactosa, tendrá diarrea, y la lesión se prolongará. Esta intolerancia puede aparecer desde los primeros días en los que se empieza la alimentación con leche adaptada. En estos casos puede pasarse a una leche sin lactosa y los síntomas suelen remitir. Hay un número muy reducido de niños que pueden tener un déficit congénito, es decir, una falta de la enzima lactasa desde el nacimiento, y que persistirá toda la vida. La intolerancia a la lactosa produce hinchazón abdominal, flatulencia, dolor abdominal o diarrea. Mientras dura la intolerancia se ha de evitar la lactosa en la alimentación. En lactantes se usan leches especiales sin lactosa. Si el diagnóstico no se retrasa, suele recuperarse en unos 20 días. Si se retrasa, puede producirse una lesión del intestino que necesitará más tiempo para recuperarse. Las formas congénitas y las del adulto no se recuperan, y han de evitar la lactosa siempre.

 

Intolerancia al gluten

También conocida como enfermedad celíaca, es una intolerancia permanente al gluten: proteína presente en algunos cereales como el trigo, la cebada, el centeno, la avena y el triticale (híbrido de trigo y centeno), pero no en el arroz y el maíz ni el trigo sarraceno (también llamado Alforfón). Esta intolerancia se debe a una respuesta inmunitaria alterada en la que el gluten daña la mucosa del intestino delgado. Como consecuencia, el intestino se inflama y es incapaz de absorber correctamente los nutrientes que aportan los alimentos. Los síntomas pueden aparecer cuando se empieza a introducir el gluten en la alimentación de un bebé. Suele dar diarrea, que aparece muy lentamente, y que lleva a malabsorción, mala ganancia de peso y talla, y déficit de nutrientes,y puede manifestarse enseguida, aparecer paulatinamente hasta los 2 años o no llegar a manifestarse de forma evidente durante mucho tiempo. La sintomatología que presenta este tipo de intolerancia es: irritabilidad, inapetencia, distensión y dolor abdominal, deposiciones frecuentes, malolientes, espumosas y voluminosas, a veces acompañadas de vómitos.