Si estabas acostumbrada a tu vida sin hijos y ahora eres madre, lo primero que te viene a la cabeza es que las tareas de casa se han multiplicado (o por lo menos no te las puedes saltar).
La llegada de un bebé a casa es una revolución en todos los sentidos, pero sin duda uno de los cambios que más se notan es el del tiempo: de pronto, no tienes tiempo para nada.