La creatividad es un valor muy apreciado en la sociedad actual. Es positiva en todos los ámbitos pues ayuda a la resolución de problemas por vías no comunes.
Se suele decir que los primeros 6 años de un niñ@ son importantísimos pues marcarán su futuro. A lo largo de esos años, el niño asienta las bases de su bienestar, de su seguridad, de su estima, de sus estímulos, de su vínculo con su familia y su entorno. Desde que nace recibe inputs y los va asimilando, los va introduciendo en su forma de ser y de entender y por regla general, después los copiará.
El rol de los padres respecto a este tema es fundamental para propulsar esa creatividad innata en los hijos. Deben ayudarles a que sigan siendo curiosos, a experimentar, a guiarles en la búsqueda de soluciones o formas de resolver problemas. Eso implica dejarles probar, darles la oportunidad de conocer y relacionarse en diferentes ambientes, a que sepan interactuar. La adaptabilidad a situaciones nuevas les ayudará a vivir los cambios como algo normal, a mostrar una buena actitud a situaciones antes no vividas.
Si por si solos, los niños crecen con herramientas para buscar vías que solucionen situaciones, serán más felices y autónomos. La creatividad ayuda a salir del bloqueo, de lo estipulado, de lo común. La creatividad abre caminos e incentiva el pensamiento con una actitud dispuesta al cambio, a la mejora.
Jugar con ellos, dejarles preguntar, fomentar respuestas, incentivarles a mirar lo que les rodea. Construir y mirar de hacerlo de otra forma, inventar historias, cantar en diferentes tonos, hablar imaginando que sabes idiomas, proponerles cómo harían las cosas, dejar que se disfracen y se crean que son otra persona. Jugar educando en la creatividad les permitirá se más ellos mismos. El exceso de normas no es bueno pues les limita y levanta muros.