Vivimos en una sociedad que está intentando superar muchas desigualdades del pasado, educar en el respeto y la igualdad es una prioridad.
Nuestra actualidad se ve inmersa en un montón de movimientos que reivindican la igualdad entre mujeres y hombres tanto en el ámbito doméstico como en el laboral, la aceptación de los distintos modelos de familia o la inclusión de personas con minusvalías al mercado laboral para que puedan ser más independientes.
Todo ello forma parte de la sociedad en la que crecen nuestros hijos, por lo que su contribución en el futuro va a ser clave.
Los padres tenemos en nuestras manos la gran responsabilidad de educar a nuestros hijos a ser respetuosos con la diferencia. Un bebé es un lienzo en blanco.
Es una mente dispuesta a aprender muy rápido. Su forma de entender la vida le va a venir en primera instancia por su forma de vivir en familia y en segundo lugar por lo que aprenda en el colegio y de las relaciones con sus amigos.

Pequeños consejos clave que os ayudarán a que todo fluya:
Por eso, es tan importante educar en el respeto y en la igualdad. Si lo aprenden desde pequeños, de mayores no sabrán actuar fuera de estas pautas. Educar dentro del respeto es crucial para ellos mismos y para sus futuras relaciones fuera del núcleo familiar.
La lucha contra la desigualdad y la intolerancia viene muy ligada también a sus vivencias. Si en su casa y en su entorno se vive desigualdad, es posible que ellos sin darse cuenta la ejerzan. Al fin y al cabo repiten lo que para ellos es “lo normal”.
Los padres son la herramienta principal para promover un correcto comportamiento en sus hijos. Son el ejemplo a seguir. Son la fuente donde los peques beben y eso va calando y creando futuras actitudes, nuevas relaciones.
Pautas importantes para educar en el respeto y la igualdad:
- Que los padres actúen con el ejemplo. De nada sirve hablar si luego no se lleva a cabo en casa.
- Evitar estereotipos. Cada uno somos como somos así que es muy importante respetar la diversidad. Nuestro género y nuestra forma de ser no condiciona lo que podemos lograr.
- Respeto: hacia ell@s mism@s y hacia los demás. Enseñar desde la paciencia y el diálogo es fundamental para ambas partes. Entender al otro, ponerse en su lugar y no cerrar las frases con un “porque lo digo yo”.
- Ayudarles en sus obligaciones. Sobreproteger no es bueno, deben de aprender a crecer con ayuda pero valiéndose por sí mismos. Yo hago por ti, tú haces por mí. Todos colaboramos en el día a día. Marcarles sus responsabilidades les ayudará a crecer con responsabilidad.
- Libertad. Enseñarles a pensar por sí mismos. A ser críticos e ir formando sus propias ideas de las cosas que van viendo. Su vida no nos pertenece, aunque seamos responsables de su educación. Deberán volar algún día y lo mejor que podemos ofrecerles es nuestra ayuda para que lo hagan bien, desde el respeto y la libertad
- Reforzar sus actos positivos les da confianza. Una crítica no constructiva de forma continua no les ayuda en su seguridad en ell@s mism@as.
- Poner límites. No hacen falta gritos, pero sí que sepan que hay límites en ciertas actitudes irrespetuosas o que dañen o hagan sentir mal a los demás.

En definitiva, la educación es la base de comportamientos futuros. Invertir tiempo en los más pequeños y orientarles desde el amor y la comprensión, es la mejor semilla que podemos aportar para que cambien las cosas a mejor.